FRANCIA apela a las REGLAS mientras JAPÓN sonrie

Cada año Paris ofrece un lugar especial para disfrutar del judo en un formato que copia la expresión escenográfica de otros deportes. Hoy Grand Slam antes “Villa de Paris”, desde su nacimiento en el año 1971, ha sido referencia de la mejor exposición del judo, haciendo sombra al Europeo y al Mundial, a costa de aceptar la duplicidad en la participación por categorías de peso que anteriormente no tenían las citas oficiales. Sin embargo, este año se ha descafeinado, los participantes enfrentados a otro tedioso cambio de reglas por la mejora mediática que ha desconcentrado a los atletas valuados hacia la participación en los próximos Juegos Olímpicos.

Merodeaba una tensión en judokas y entrenadores, con una organización desatinada con prepotencia de “esto son lentejas” para la prensa y los equipos. Sobre las causas no puedo ni debo aventurarme, aunque las tremendas normas de seguridad y las concesiones arraigadas pudieron hacer parte.

Se defienden razones para permitir cambios en la reglamentación pero está siendo un delicado tema. Paris ha sufrido una baja participación galáctica de judokas que parece tener color político, queriendo destacar ahora como punto clave el próximo Grand Slam de Dusseldorf a finales de febrero. Europa tambalea su posición y Asia quiere volver a recuperar su cetro, por eso entre bambalinas encontramos, un equipo japonés a “tutti pleni”, viajan con médico, masajista, dietista…y un cuadro de técnicos que desde las gradas y sin despegarse del sitio ni un segundo, grabaron los cuatro tatamis, así mismo rondaba bastante prensa japonesa detallando el acontecimiento en directo.

No participaron los “Medal Ranking mundiales”, sólo los franceses llevaron al equipo completo en busca del prestigio para su evento. Los japoneses sin sus TOPS, dejaron claro que los que mandan son ellos. Ahora no se habla de una sola figura japonesa en el tablero, en cualquier categoría centellean con toda clase de técnicas perpetuando su tradicional saber estar. Del mismo modo, UTA ABE quiere poner punto y final al periodo incorpóreo del judo femenino en Japón, y con sus 17 años, rescata un judo limpio sin miedo que trae a la memoria aquella inmortalidad de YAMASHITA, dejando claro que la competición femenina está en la misma clase que los varones.

Fotos y texto:
Almudena López

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