Voy a contaros el cuento del color de los cinturones.
– ¡Qué bien! Aclamaron los judokas.
-Cuando Jigoro Kano diseñó el judo, quiso distinguir el avance formativo del método con algo visible. y así fue como determinó el cinturón blanco para los alumnos aprendices, y el cinturón negro para los más avanzados. Sin asignar un tiempo determinado para pasar del color blanco al negro.
Pero entonces… los que comenzaban este aprendizaje, les costaba aguantar mucho tiempo, sin recibir plácemes, por el esfuerzo realizado y el conocimiento logrado.
Y así fue, como este malestar inició la designación del colores en el judo.
La petición se hizo deseo. Los regentes decidieron relacionar los colores del arcoíris con el nivel de experiencia y conocimiento alcanzado.
Y así fue, como nació el color en el trayecto de lograr el cinturón negro.
Pero entonces…los maestros dijeron:
-«Cómo puede ser que nosotros tengamos el mismo color, que los que acaban de conseguir el cinturón negro… ¡Eso debe cambiar!»
Los regentes asintieron:
– «Así será.Nombraremos los ascensos de experiencia de los más preparados con danes, y así marcaremos sus escalones de avance…».
Pero entonces, los maestros más expertos dijeron:
-«Cómo vamos a tener el mismo color los veteranos que llevamos 20 años aprendiendo… ¡necesitamos marcar esa diferencia».
Los regentes asintieron:
– «Así será.Los judokas que llevan practicando más de 20 años, se colocaran la distinción con el color blanco/rojo y los nombraremos 6º, 7º y 8º dan».
Pero entonces… los maestros de edad avanzada dijeron:
–«Cómo vamos a llevar el mismo color los maestros más ancianos que llevamos toda nuestra vida aprendiendo y enseñando».
Los regentes asistieron y aceptaron:
– «Así será. Los maestros que sirven de modelo por su dedicación y maestría, lucirán el color rojo, y los nombraremos 9º y 10º dan».
-Y, cuando todos estaban satisfechos tras estos acuerdos, cayeron en la cuenta de que el fundador del judo, Jigoro Kano, necesitaba un color especial.
-¡Ahhhhh!!! … Se despertó un murmullo en la sala donde los niños escuchaban el cuento.
Y la profesora preguntó:
-¿Qué color creéis que se le puso al fundador del judo?
-El niño más avispado dijo:
– ¡El fundador debería tener el mejor color!
La profesora calló. Dio tiempo para que reflexionar sobre ello y después dijo:
-El maestro Jigoro Kano eligió ser blanco.
Y en la sala se oyó:
-¿Cómo puede ser que se pusiera el color del comienzo?
Así fue. dijo la maestra.
Su sabiduría le llevó a comprender, qué los colores y las distinciones, no pueden colmar el deseo de aprendizaje continuo.
Jigoro Kano fue consciente que le quedaron muchas cosas por aprender y que en cada etapa se la vida se presentan oportunidades de crecimiento interior que no necesitan ser visibles ante los ojos de nadie.
-Queridos alumnos… cuando el conocimiento es amplio y profundo, es cuando mejor se aceptan los déficits. Ese fue el motivo por el que el mejor maestro eligió ser blanco, como los principiantes, para mostrar que nunca hay que perder el interés por aprender.
Fijémonos en esto para entender que el maestro Jigoro Kano fue único, porque, no necesitó ningún color para distinguir y contabilizar sus méritos personales.
Jigoro Kano insistió en mantener un aprendizaje constante, con cuestionamientos y adaptaciones sobre sus avances, sin perder la frescura e inocencia que muestran los aprendices en sus primeros pasos en conocimiento del judo.
Y … colorín colorado, este cuento de los cinturones de colores se ha acabado.
TEXTO Y FOTO: Almudena López
Blog: www.judobywoman.com
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