Cuando hay un propósito grabado a fuego en tu interior, nada ni nadie consigue desplazarte del camino. Nada sale mal, todo son experiencias desafiantes, porque la pasión llega a ser tan intensa, que incluso en las desconexiones, la inconsciencia tira hacia el destino.
Después de tanta desazón entre los confinamientos y las faltas de contacto, tenemos que replantearnos como estamos participando en la construcción de la educación en esta etapa, donde la velocidad del conocimiento es exponencialmente intensa, donde todo nos llega al minuto, somos testigos de cada uno de los campeonatos que se celebran a miles de kilómetros, conocemos cada una de los avances técnicos y acontecimientos que se dan en cualquier parte del mundo. Antes nos enterábamos lo que se estaba cociendo, acercándonos a los referentes, y nos dejábamos guiar por lo que nos contaban nuestros maestros, ahora lo vemos en una pantalla.
Actualmente, trabajo en un método basado en la comunicación para acomodar la enseñanza, porque los alumnos no necesitan que los maestros aprendamos la técnica más novedosa, ahora cualquier técnica se ve en el campo digital y todas las dudas estratégicas se pueden resolver enfrente de una pantalla. Los alumnos van y vienen, buscan, necesitan autenticidad, acompañamiento. La instrucción tiene que conseguir que nazca curiosidad, constancia y esfuerzo, generado con disfrute de forma colectiva. Dicho de forma sencilla: «aprender a gozar la vida a través del deporte».
El entrenamiento tiene que ser más que una transmisión mecánica de conocimientos, los entrenadores tienen que ser seres humanos, para crear interés por unas vidas saludables, dichosa y serena, conectada con sus fortalezas personales. El entrenador influye enormemente en los atletas, por lo que debe formarse, escuchar propuestas, intercambiar conocimientos, buscar lo mejor para conectar y acompañar en el camino de los deportistas, y de esta manera, lograr impulsar el desarrollo de las cualidades personales de cada uno, integradas en una base deportiva de valores éticos y sociales que construya buenas personas pensando en las nuevas generaciones.
Algunos alumnos nunca más los veras, pero se llevarán, un frase, un recuerdo, un apoyo, una sonrisa o … lo contrario, y cualquier detalle les puede marcar el destino de sus vidas.
Por tanto, miremos con cuidado la meta deportiva y su gestión. Equilibren e integren su transformación interna para crecer como educador. Distingan los hechos, resuelvan sus creencias y limitaciones, para regalar la mejor versión en su labor educativa.
Y recuerden, que la falta del éxito no sea un fracaso, que caer se convierta en una oportunidad para levantarse, remontar y glorificar todo lo que está por llegar.
TEXTO: Almudena López
FOTO: Gonzalo Pérez
Blog: www.judobywoman.com