MUÑECAS PARA ELLAS, MEDALLAS PARA ELLOS

En el primer campeonato de España no hubo medallas para ellas, el premio de la competición consistió en una muñeca, la famosa Mariquita Pérez, vestida de judo. Se entregó una rubía, para la primera, morena y pelirroja, para la segunta y tercera, respectivamente.

Recuerden los más decanos, la costumbre de aquellos años por el cultivo de la muñeca para agasajar a las niñas, algo realmente obsesivo que alcanzó su punto álgido en la posguerra, con el lanzamiento de la famosa Mariquita Pérez, según narraba Martín Gaite en uno de sus libros este fenómeno se apoyó en: “Siempre que ello sea posible, cultívese en las niñas la muñeca y el cuarto propio, que se acostumbraran desde la primera edad a cuidar y adornar”.

La existencia de vestidos, y aderezos, encontró todos los pretextos posibles como un cambio de actitud que se mostraba cuando se mudaba de ropa a la muñeca . En la década de los setenta aparece el complemento de un traje de judo con cinturón verde, para la “Lesley»- la hermana de la “Nancy”- como indicativo de la nueva opción que se principiaba para las muchachas.

Este premio mostraba la diferencia de género, aunque resultó un hecho que no catequizó, se quedó como recuerdo simbólico. Unas mujeres aceptaron las diferencias como un acto natural, la pasión por la práctica del judo minimizaba las comparaciones. María José Nuñez, relataba en una de las entrevistas del estudio: “Esa muñeca me ha acompañado siempre. En cambio, los trofeos los he amontonando en el trastero”. Sin embargo, otras atletas lo sentían como ofensa “¿Por qué ellos medallas y nosotras muñecas?”.

El primer campeonato de España se celebró en Madrid en 1972, en las instalaciones del INEF. La competición consistió en una demostración de kata, con Ukes masculinos dispuestos por la Federación. En ese campeonato se valoró la gracia, elegancia y flexibilidad en la ejecución del kata, como los valores que se disponían para ellas.

La Sección Femenina fue la propulsora de los primeros campeonatos de España de judo femenino. Fue la actividad deportiva su objetivo, por eso se organizó eliminando los enfrentamientos, postulando una disciplina saludable, muy relacionados con el rol femenino de esos momentos y su función maternal.

En esos años, todavía rondaba la idea de relacionar el entrenamiento de judo con las llamadas “marimachos» , incluso se dejaba caer el hermafroditismo en los primeros años del deporte femenino. La línea política que dominaba en el judo sentía la responsabilidad de cuidar y encauzar la feminidad, motivo principal para que en ese campeonato no se aceptara el combate.

La entrada deportiva femenina nace al comienzo de los setenta, en el Congreso Internacional de la Sección Femenina realizado en Madrid en 1970. Allí, se trató la definición del nuevo papel de las mujeres en el seno de la sociedad y se tomó conciencia de la necesidad del deporte.

«La gimnasia y el deporte adecuados ejercen una acción bienhechora sobre la mujer (…) le ayudan a conseguir la plenitud de su gracia y armonía física; desarrollan su agilidad y fuerza; despiertan en ella el sentido de la disciplina y esclarecen su inteligencia, constituyendo a la vez un entretenimiento alegre, sano y honesto. Y la hacen más apta para su misión maternal».

La sociedad diferenció las identidades de género y aplicó los modelos que se debían seguir y lo que se esperaba de cada uno.

Almudena López
Foto de la muñeca cedida por María José Nuñez.

Texto recogido de la investigación sobre el tratamiento de la Prensa al Judo Femenino para PhD thesis en la Universidad Complutense de Madrid por A.López.

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