El coronavirus ha trastornado nuestra práctica, aunque nos da la oportunidad de destacar su característica como itinerario flexible. Esto nos obliga a emprender una búsqueda en profundidad sobre la base del judo, alejado del contacto prohibido, a través del desarrollo técnico y moral, sobre la intención de subvertir la limitada acción del combate restringida en estos tiempos.
Ante esta complicada situación, nuestra atención se centra en la esencia para empezar a caminar en una trayectoria que no podemos cambiar, porque este estado no depende de nosotros, asi que no queda más remedio que aceptar todas estas limitaciones ambiguas y resistir buscando una respuesta a nuestra estrechez.
Estamos en pausa, nos limitan, y esto nos ha producido un intervalo de reposo, una detención física que no puede impedirnos nuestro desarrollo personal y nuestra labor docente y competitiva. El momento determina la necesidad de buscar alternativas, al tiempo que regala la virtud de reajustar la escala de nuestra propia mirada, con nuevos pasos, y secuencias, que hasta el momento pasaban desapercibidos. Ahora, el judo se nos presenta más pequeño, más sencillo y más puro. No se puede desarrollar su acción completamente, no se puede luchar, sin embargo, resiste con más deseo que nunca, eliminando la apariencia y aumentando su dimensión y beneficios.
El judo vuelve sin categorías, sin variaciones de fondo y compartiendo el deseo de echar a andar mientras se escucha el susurro interno del progreso. Nos obliga a aceptar y despertar acciones y pensamientos sin prisa por llegar, aceptando la maravilla de lo inesperado, donde la preocupación es cuidar a nuestros alumnos y competidores, y volver a darles nuevas vivencias de distinta forma, pero con la misma pasión.
Estamos en un momento de prudencia con espíritu de observación positiva para ganar nuevas perspectivas, y avanzar, sin perder el regocijo y la necesidad de seguir entrenado con entusiasmo. Por encima de todo, es importante valorizar este tiempo de grandes variaciones, y de esta manera explorar los intersticios del judo, recomponer las fisuras y desarrollar una noble docencia sin más, a pesar de estar obligados al menos.
Este desarrollo práctico e intelectual requiere de un esfuerzo, y una explicación lógica, que aclare a los profanos del judo las otras actuaciones de las artes marciales, distintas al ejercicio de la lucha y al avance olímpico, porque este tópico frena sus otras vertientes de formación, salud y progreso.
Desde la FMJudo y D.A. nace la promoción de “Judo Limpio” con la intención de destacar lo provechoso que resultan sus actividades en la mejora de la educación física y el desarrollo mental, junto al aprendizaje de valores y emociones, como parte esencial del proceso de prosperidad personal, que puede ayudar a restablecer el debilitamiento causado por esta crisis.
Por tanto, estamos preparados para seguir desarrollando nuestro ejercicio de forma respetuosa y adecuada, tal y como exige el protocolo de actuación social.
Texto: Almudena López
Foto: Gonzalo Pérez
*JUDO LIMPIO : Método puente propuesto por FMJudo y D.A. (2020).
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