JUDO O YUDO

https://www.rae.es/dpd/judo

 

A lo largo del tiempo, las lenguas fueron invadidas por por vocablos nuevos, fruto de la evolución de las sociedades y su cultura, y cómo no podía ser de otra manera, también el deporte ha experimentado aportaciones lingüísticas, ajustadas a su práctica.

Las primeras codificaciones de su fundador Jigoro Kano fueron evolucionando según las necesidades descubiertas por los expertos que han sabido adaptarse a las transformaciones sociales y al desarrollo deportivo aparecido en el los distintos periodo históricos, siempre con el designio de crecer manteniendo la esencia original del Judo. De la misma manera, la codificación terminológica ha crecido siguiendo un cierto grado científico, con el propósito de lograr una mayor extensión de sus objetivos en la actividad básica y en la competición.

La palabra JUDO se incrusta en una terminología especial como es la deportiva, por lo que mantiene las pretensiones universalistas, dotadas de sistemas simbólicos que eliminan la ambigüedad. Por tanto, en este caso la regla gramatical del español que beneficia a la palabra YUDO, no tiene cabida, porque el dominio lingüístico confronta con el espíritu deportivo centrado en la universalidad.

 

El término judo quiere: «conservar el espíritu deportivo que facilita las relaciones internacionales y la repercusión social de deporte».

La ciencia deportiva, siguiendo su naturaleza, se empeña en crear un lenguaje simbólico apropiado a su objeto, tendente a la abstracción para un mejor ajuste de comunicación de la técnica y  reglamentación, con el fin de facilitar de forma natural la relación formativa y competitiva. Por tanto, no debiera cuestionarse, la grafía del término Judo, ni de sus otros términos que mantienen sus términos originales. Por tanto, el hecho de no cumplir la norma española que relaciona “grafía-fonética” no busca más que la noble intención de conservar el espíritu deportivo que busca facilitar las relaciones internacionales y la repercusión social de deporte.

Y aquí surge la complicación, al mantener doble la expresión de JUDO o YUDO, algo que supone un esfuerzo innecesario para el reconocimiento social de nuestro deporte, dificulta la comunicación, y condena a un oposición de la expresiva, a la vez que confronta a la comunidad de un deporte que se vanagloria de ser un estilo de vida.

 

Texto: @Almudena López

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