FELICIDAD Y DISTINTOS CAMINOS EN EL JUDO

La competición es una manifestación del judo. El judo educativo y la competición deben enseñarse por separado, porque tienen suficiente liderazgo para eso; yendo juntos inevitablemente un de ellos saldrá perdiendo y creo que el judo va por delante.

La enseñanza del judo tiene que ir al principio y mantenerse con la máxima intensidad. Pero creo que la formación en la competición es valiosa porque en primer lugar ayuda a conocer dificultades y a superarlas. Es un gran reto personal que no siempre es necesario relacionarlo con los resultados oficiales, la ventaja del combate se adquiere también en objetivos inferiores como encuentros en las escuelas o simplemente en el combate con un compañero del club.

Poner objetivos superiores a los que el deportista logra ofrecer puede llevar al abandono de la actividad. La competición de Alto Nivel exige mucho esfuerzo, trabajo y tiempo de dedicación, además de esa actitud en el entrenamiento, los atletas que consiguen los resultados brillantes tiene la fortuna de tener unas aptitudes innatas que el entrenamiento fomenta y mejora.

El judo ofrece grandes posibilidades de formación física y mental, en algún momento la vanidad sólo subraya los éxitos, y los entrenadores más aplaudidos son los que se relacionan a grandes competidores, al igual que los grandes competidores se relacionan con los modelos de referencia del judo. En mi experiencia diré que he resistido a un largo periodo de competición de Alto Nivel, viviendo en un Centro de Alto rendimiento Deportivo gestionado por el Estado durante doce largos años y puedo hablar sobre lo que significa el deporte de competición y su vinculación. Toda mi adolescencia la pasé allí, por eso supongo que valoro cada gesto de emoción infantil en la práctica del judo, el entusiasmo en revolcarse por el suelo jugando, la fogosidad de lanzar a un compañero y darle la mano para cambiar el gesto, y experimentar de la otra forma del volteo.

Hoy en día hay competiciones para todo y todos, las categorías cadetes ya tienen competiciones internacionales, los amantes del kata ya pueden marcar su territorio y los que no consiguieron nada en la juventud pueden remendar su destino en los campeonatos Master donde hay más veteranos campeones del mundo que longanizas. Con esto no me posiciono en contra de la competición que yo también he disfrutado y ganado como veterana.

Con mis palabras busco rescatar la sombra original del judo, siento tristeza cuando se limita el deporte al éxito porque se priva las cosas más bellas, más útiles y más eficaces que tiene esta disciplina. Sólo deseo que la competición no deteriore el acercamiento al judo. La educación infantil me ha resultado una de las mejores aportaciones en mi vida, sin notoriedad, ni supremacía, simplemente beneficio y satisfacción para ambas partes.

Cada uno de nosotros tenemos que ser conscientes de nuestro sistema educativo: qué enseñamos, cómo enseñamos y a quién enseñamos. Los profesores somos absolutamente fundamentales en el judo, tenemos que sentir la responsabilidad de que nuestros alumnos respeten, quieran y entrenen correctamente, sin dejar de generar felicidad en la práctica.

Texto
Almudena López

Foto
Gonzalo Pérez

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