EXCELENTE ORGANIZACIÓN Y POCAS GANAS DE GOZAR DEL JUDO FORÁNEO

Los expertos del Judo español dan la espalda al extraordinario montaje de Open de Madrid 2018.

Todavía no, tal vez otro año, seremos capaces de ver Judo sin necesidad de tener un familiar o amigo en el tatami, buscando únicamente la recreación deportiva.

Este fin de semana hubo una proporción más alta de participantes y organizadores que de público, un balance absurdo si se piensa en un espectáculo teatral o de un partido de futbol. Esa relación quizá sea usada indebidamente al declarar que hay un espacioso trayecto entre Pinto y la capital, aunque eso parece ser el motivo que revela la causa.

Madrid quiso exhibir Judo como un arte distribuido en la lucha entrambos en busca del mejor metal. En España, la práctica de Judo mantiene su sexta posición en cantidad de licencias Federativas, según el último registro del Consejo Superior de Deportes, con 104.932, de las que Madrid es puntero con 28.935. Con todo, la comunidad con más federados no reaccionó como se esperaba. La ciudad del futbol europeo no aprovechó la oportunidad brindada por la EJU. Ni madrileños, ni seguidores de otras comunidades acudiendo al evento internacional, desperdiciando la ocasión ofrecida.

La Real Federación Española cada día más competente, presentó un escenario con el nivel de los grandes, cuidando al dedillo cada detalle, con la intención de conseguir una nueva forma de trabajar lo clásico. Sin embargo, los maestros de este periodo parecen dispersar las atenciones entre Kata y Master, difuminando el interés por la competición, que actualmente cuesta tiempo y dinero.

En la primera jornada los españoles rumbearon en el tatami, calcando a los grandes, aunque sin oros. La asignación oficial dejó para el final a los atletas más laureados, y sólo dos de ellos, atraparon el oro. Sara y Niko compensaron al auditorio con buena técnica y una excelente forma de gestionar la dureza de la competición, consolidando el trabajo del Judo Club Brunete, con humildad y esfuerzo, actualmente agregado al apoyo gallego.

Tranquilidad y lucha fue lo más destacado en estas dos finales áureas. Ella recién recuperada de una lesión de hombro, y él, cargando con la responsabilidad del bronce europeo. Nada estrechó su camino, sin titubear marcharon hacia lo más alto, dejando buen sabor de boca a los devotos del judo que aguantaron hasta el final.

Texto y Fotos: Almudena López

 

 

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