DESPUÉS DE UN PERIODO MALO, UN PERIODO PEOR

¿Por qué estamos buscamos entre lo malo lo peor?

La trasformación social ocasionada por estos tiempos ha supuesto un cambio no sólo en la competición y entrenamiento, sino también en la gestión y desarrollo de los deportes. Por tanto, si no hemos sido capaces de darnos cuenta de esto, algo no funciona.

Hace veintitrés meses no había manera de entender lo que se nos vino encima, fue inesperado, nos dejó fuera de juego a los deportes de contacto, a causa del obligado “sin contacto”. Actualmente, es increíble que después de esta experiencia de múltiples desbarajustes económicos, sociales y de sentimientos, no hayamos rescatado aprendizajes positivos, y sigamos atascados con la mirada en el ombligo.

De la reunión de ayer sólo puedo gritar ¡desesperanza! y un sentimiento de frustración por no poder aportar nada más, en ese juego entre “ases”(danes) que dominan la partida. Unos quieren cambiar, para salir de la querencia de los otros, poniendo en valor lo suyo, en línea con eso de “Salir de la zona de confort …para instalar en la comunidad mi propia zona de confort”.

Ayer, entendí que estamos en el momento de ver quién aguanta más, en este agónico combate. Y en ese volver a caminar sacando codos disfrazados de heroes, no duelen los recuerdos, porque los excelentes luchadores han cambiado su posición deportiva por la de gestión, pero siguen en la misma acción de ponerse enfrente del otro, a pesar de que estamos en el peor momento del Judo. Ni siquiera esta circunstancia ha logrado colocarnos en el mismo lugar para acompañarnos en las dificultades que nos han llegado a todos, de distintas formas.

Y nos encontramos,  lo más granado del judo madrileño para …aún no sé para qué. Perdí la onda, al mismo tiempo que el único día que tengo para recrearme en familia. LLegé con un cuaderno en blanco lleno de ganas y salí vacía. Con el paso del tiempo, nada es como yo soñé, me ha dado tiempo a entender que todo lo bueno y lo malo caben en una misma esfera. Y que, para hacer, no sólo vale querer, sino que haya voluntad para dejarte hacer.

Nos contaron detalladamente lo que ya sabíamos y se perdió la oportunidad de aquello que el filosofo Jacques Derrida llamó “decostruir”, para construir algo más potente. La pandemia no ha sabido crear conciencia sobre nuestros propios principios, seguimos en el pensamiento autónomo para resolver los problemas comunes, sin escuchar opciones nuevas, creativas y efectivas. No hay manera de encontrar soluciones posibles y medibles al gusto de todos, en cada paso, brota un imposible en esa lucha de egos, disfrazados con nuestros decálogo de valores éticos. No somos capaces de respetar todas las potencialidades del judo.

Solicito en este escrito la palabra que no se me dio, y se me pidió por escrito, aquí está:

“Pido espacio, para aquellos que no entienden el judo como una acción competitiva mercantil acorde al deporte actual, ni tampoco, quieren un “judo-parque de atracciones”. Entendiendo, que hay múltiples maneras de ver el judo, tantas como judokas, por ello, no hay necesidad de acaparar

Encontrar un versión simple sería tomar conciencia de que no todos miran en la misma dirección. La exigencia no tiene que balancear entre ese lo legal y lo ilegal, lo correcto y lo incorrecto, lo responsable y lo irresponsable… hay cosas que mejor no aprender y seguir desaprendiendo, para volver a aprender. Cada uno su espacio y el judo en todos ellos.

Si empezáramos reconocer nuestro nivel de conocimiento y de oportunidades, desaparecerá el miedo a mostrar nuestra vulnerabilidad, y aceptaríamos las otras perspectivas de acción. No hay motivos para enfocar tanto hacía un lugar, hay sitio para todos y de esta forma, tendremos más fortalezas.

Hace un tiempo noto un vacío en mis lugares de referencia, aunque llevo dentro un caldero ardiendo que es difícil de apagar. Menos mal que en acción del judo, en mis enseñanzas y entrenamientos, no necesito hablar, sino pensar y sentir dónde me lleva el alma.

En la reunión, se nos animó a aportar… ¿el qué? Una cosa es decir y otra, es dejar hacer. He presentado varios proyectos serios, colaborativos, responsables, positivos, muy competentes que se han quedado enterrados, que han sido recogidos y usados al gusto del ecosistema, y de aquellos que tienen seca la inspiración y su PUTA alma. (perdón no encuentro otra palabra más exacta para describirlo)

¿Dónde dejan espacio al JUDO que no quiere brillar con deporte, ni quiere jugar al judo? Después de todo, hay unos que tomamos nuestra actividad como una necesidad profunda, un espacio que nos hace sentirnos seguros, donde somos lo que somos, y así lo trasmitimos, enseñando los múltiples beneficios del judo para el desarrollo personal propio.

 

 

#SOYMUJERPERONOSOYTONTA

 

 

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