Por fin registré la tesis originada por la necesidad personal de reconciliarme con el pasado, y con la responsabilidad de aprovechar la experiencia, y formación recibidas, en aras de participar en la mejora del progreso de las futuras generaciones deportivas de judokas. (Shinkosaï).
Mi propósito fue cambiando poco a poco. Con enorme paciencia tomé esta la lenta y difícil batalla que en múltiples ocasiones parecía no tener ningún sentido. Aunque, he de reconocer que las capacidades cultivadas en mis años de competición me han dotado del aguante y la tenacidad necesarias para llegar al lugar en el que ahora me encuentro; en la senda de hacer efectiva la idea de que los éxitos suelen responder a los trabajos pacientes y bien hechos. (Kônan).
Ha sido difícil encontrar un equilibrio entre la evidencia científica y la emoción, al recordar aquello que un día quise borrar. Quisiera resaltar que las emociones han retardado, en múltiples ocasiones, este trabajo. Podría describir esto que os digo, con la frase de Carmen Martín Gaite “¿qué haré para escribir, para estrellar todo lo que me bulle? ¿contra qué muro? ¿dónde dejar la marca?”. Y con estas millones de vibraciones, estremecimientos y fatigas, al fina, logré encauzar científicamente todo hasta llegar a la serenidad que el tema merece.
Después, mencionaría la frase de Yoko Ono, que señaló al presentar su libro Grapefruit: “por favor, quémelo cuando lo lean”. Esperando que esta investigación elimine el sentido por el que fue creada, al tiempo que contribuya al ordenamiento de esta actividad de una manera natural en la sociedad, eliminando los estereotipos fiscalizadores y llevándolo a la armonía que debía de haberse mantenido desde su origen.
Con un final aparecen los agradecimientos. Durante el tiempo que he realizado esta investigación, son muchas las personas que han caminado a mi lado, me es imposible corresponder a todos, unos por aceptar ese enorme caudal de incongruencias que a priori no llevaban a nada, otras por interaccionar en mi actividad, y otras por su invención de continuos ánimos en aquellos momentos de desesperación. Sin embargo, sean mis gratitudes principales a mi familia y amigos, que han comprendido incondicionalmente en este tiempo de retiro sin espacio de recreación. Sin su compañía no hubiera sido posible este propósito. Especialmente a mis tres amores que comparte cada día de mi vida y entienden eso que ser mujer y madre, además de seguir soñando.
También, gracias a este estudio, he podido llegar a conocer a personas increibles. La comunicación y el intercambio de información me ha permitido extender mi admiración por cada una de las personas que trabajan por el judo. También, he experimentado numerosas vivencias que me rondaban como deseos inalcanzables, y que gracias a este recorrido, me llegó la oportunidad de satisfacerlos abundantemente. (Ki-Issaï).
Tengo que destacar una especial mención a mi primer maestro de judo Don Rafael Rojo, quien me transmitió el gusto por este arte, y a mi último profesor de periodismo Don Antonio Alcoba, ellos han marcado la inspiración más profunda en este trabajo, logrando no desechar todo lo aprendido y experimentado, hace cuarenta años, que el tiempo desvanecía.
Y acabo, con uno de los principales propósitos que coronan este arte(Jita-Kyoei). De esta manera, devuelvo al judo lo que el judo me da.
Gracias.
