JUDO UN JUEGO CON ARTE

 
Hoy en día, si atendemos a la finalidad original del judo como un método formativo irremediablemente ha de unirse al juego. En la escuela el judo deja de ser marcial se convierte en una actividad física que utiliza el juego para para empapar a la infancia de buenos valores con la virtud educativa del método deportivo del judo.
 
Cuando el judo entra en el programa olímpico, cambia el enfoque que reinaba hasta ese momento. Marcial es un adjetivo que significa “propio de la guerra o del ejército” por lo que esta denominación se desvanece en la escuela al no encontrar razones para tomar este rumbo.
 
El judo nació para estimular el progreso de la persona basado en el desarrollo armonico entre lo físico, intelectual y espiritual a través de la actividad física. Este legado, diseñado por el profesor Jigoro Kano, ha evolucionado de modo natural en sintonía con la sociedad, adaptadose a los crecimientos sociales, pero con una necesidad moral de respetar el principio original .
 
El deporte en esencia es un “gran juego” es una manera de relacionarse con los demás mediante una reglamentación que ofrece la oportunidad de superación gracias a la oposición con el otro. Con este escenario no está de más, que los maestros diseñen clases con juegos, como una opción conveniente para el desarrollo infantil ejercitando destrezas. Las actividades lúdicas brotan como escape y divertimento del merecidas en la razon vital de la formación.
 
La enseñanza es delicada y merece realizarla con compromiso por la dualidad de estimular el valor y coraje al tiempo que el regocijo y gozo. De este modo, la educación del desarrollo global de la persona tambien necesita un equilibrio en el método pedagógico entre la personalidad de cada uno y su relación con los demás.
 
El juego es un derecho de la infancia que hay que cultivar con cuidado y cariño, porque ayuda a sembrar adecuadamente el arte del judo y la afición deportiva. El juego ofrece con ingenuidad los valores de esfuerzo y superación, y con deleite asienta el caracter deportivo que ayuda a diseñar un futuro saludable. A la vez, el juego guarda entre algodones bellos recuerdos vividos en la edad escolar que endulzan los presentes.
 
El juego limpio se trata con principios justos, con refuerzos positivos, con deseo de exito pero sin necesidad de gloria. Rescatando esto podemos construir judo original como una suma de retos y emociones vertidos en el interior de cada practicante y que mejoran al jugador.
 
Las propiedades del juego pueden ser aliadas al aprendizaje del judo, esta pedagogía une la experiencia a la libertad, que compensa la instrucción docente codificada, que deja poco margen a la imaginación y creatividad, tan necesaria en esta disciplina. El deporte es juego, pero el juego puede no ser olimpico cuando no comulga con el “citius, altius, fortius” como principio básico y navega como una enseñanza mostrada entre el “conócete, acéptate, supérate”.
 
Con el juego en la docencia se presenta como un modo singular, no desde el punto de vista del niño, sino desde el niño que fue cada maestro. De modo que, no alejen el juego del arte, del deporte, de la educación. Y con humildad, les propongo el RETO DE ENSEÑAR CON OJOS DE NIÑO Y CONOCIMIENTO DE ADULTO.
 
Foto- Gonzalo Pérez.
Texto- Almudena López.
 
 
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