PUBLICADO EN EL DIARIO MARCA
https://www.marca.com/otros-deportes/2019/10/29/5db85bd422601da80b8b461a.html
TESEO DE LA INVESTIGACIÓN
“EL TRATAMIENTO DEL JUDO FEMENINO EN LA PRENSA (1972-2012)»
La participación femenina en el deporte, al igual que sucede en otros ámbitos de la sociedad, requiere de una explicación razonada sobre un fenómeno que, con el paso del tiempo, ha cubierto etapas en el afán de demostrar las posibilidades de la mujer en una actividad considerada patrimonio del género masculino. Esta investigación revela los principales motivos para entender la actual debilidad femenina en las posiciones de excelencia.
El estudio determina que las mujeres españolas debutan en la competición de judo en 1972, durante la dictadura de Franco como un desafío, reivindicando que ellas estaban preparadas para enfrentarse a un nuevo rumbo. La competición origina una nueva definición de esta actividad como deporte, lo que aumenta las oportunidades y produce un cambio de instrucción pareja a la de los varones. La nueva dinámica libera una energía diferente en la práctica, que prospera poco a poco, hasta los Juegos de Barcelona ´92, veinte años más tarde, en donde se consiguen las primeras medallas olímpicas españolas. A partir de ese momento se produce un giro que glorifica y engrandece el judo femenino.
Con el afán de lograr una perspectiva equilibrada y unas conclusiones firmes, la muestra de análisis recorre cuarenta años de cuatro periódicos de información escrita, dos especializados MARCA y AS, y dos generalistas ABC y EL PAÍS. Tomando con la competición como el principal motivo de interés mediático, el corpus arranca con el primer Campeonato de España Femenino, y termina a finales del año 2012. A pesar de cubrir un amplio espacio, la investigación se complementa con testimonios de expertos en las distintas áreas de análisis, con el objetivo de comparar la veracidad informativa con la actividad deportiva y los avances establecidos a favor del deporte femenino en España.
A través del rescate, lectura y catalogación de los contenidos informativos publicados en la prensa en este espacio se logra fundamentar en historia una actividad que no se ha tenido en cuenta, al mismo tiempo evidencia las diferencias asignadas a las mujeres en el pasado, justificadas por los gobiernos deportivos como medida protectora. Este estudio demuestra la práctica femenina sufrió unas limitaciones que han contribuido a situarlas en una posición desfavorable, palpable en el judo por su organización jerarquizada, al otorgar los méritos a las actividades que se prohibieron a las mujeres. Este trato de desigualdad en los primeros años, debiera tenerse en cuenta a la hora de retratar la historia del judo para justificar la inexistencia femenina en los referentes legendarios del judo.
El análisis tropieza con una baja y confusa información, que concentra las publicaciones en los periodos que se celebran los Juegos Olímpicos, sin embargo, la extrañeza latente de mostrar a las mujeres luchando, hace que la prensa publique esta actividad como reclamo de lectores, motivo que nos ayuda a rescatar los avances deportivos más destacados del judo femenino, inicialmente, por la curiosidad, y más tarde, por las victorias españolas logradas en la competición internacional.
Se ha recurrido al análisis cualitativo y cuantitativo con un sistema longitudinal para destacar la evolución deportiva y la participación competitiva, y de esta manera cumplir el objetivo principal de trazar la trayectoria y evolución del judo femenino, además de retratar su historia. Se recurre a dividir este avance sobre unos periodos distinguidos por sus características deportivas y mediáticas, aunque destaca el antes, y el después, de Barcelona ´92con dos identidades confrontadas en la información. En el primer periodo anterior a los Juegos, el judo femenino se articula con mensajes adoctrinantes que interpretan la práctica como un método de autodefensa, y el estreno olímpico lo convierte en “deporte paritario” donde la prensa fiscaliza la imagen femenina identificada con acciones de carácter viril, a la vez que les exige resultados.
Como deducción general, la investigación cree que se ha confundido la prosperidad de los derechos femeninos con el proceder análogo para ambos géneros. Propone recapacitar sobre la tendencia de igualar lo que nunca podrá ser igual. Las acciones para superar las desigualdades de género, no deben dirigirse hacia actitudes que imiten a lo masculino, y como resultado desechen las femeninas, debiera de tratarse como una práctica femenina normalizada que mantenga un derecho de igualdad, respetando las cualidades especificas cada género y de cada persona.