Trabajar a fondo es necesario para extraer hasta la última gota de nuestras capacidades, y así es como se vivió en el XXIV Campus de Invierno en Lignano, de la Bella Italia. Cada uno en su empeño, y todos llenos de voluntades. Participantes y organizadores crearon una armonía digna de elogio y admiración.
Maravillosa la forma de coordinar un marinaje de niveles y edades, en un entorno dinámico, eficaz e interesante, capaz de arrancar, cada día ocho horas de tatami, a través de un surtido de lecciones técnicas conducidas por increíbles profesionales, que compartieron sus emocionantes experiencias y sus potentes conocimientos. Se hacía difícil salir del tatami a descansar, si no querías perder cada luz que se encendía en las sesiones.
El multitudinario encuentro fue posible, gracias a la energía generada por el Equipo Yama Arashi Udine, a la cabeza de Enzo de Denaro y Milena Lovato, que han sabido capaces de reunir a los mejores, para trabajar a fondo, sin pausa y con infinita voluntad, hacía el propósito de extender una fuente de judo deportivo con la esencia de la base original. Algo que parece que se va disolviendo al ritmo de mercadeo.
En este viaje, he vuelto a sentir autenticidad, en las atentas miradas de los jóvenes deseosos de descubrir, y el corazón abierto de los compañeros profesionales, dispuestos a escuchar, desplazar, adaptar, y superar sus limitaciones, con el propósito de crecer con distintos puntos de vista, para equilibrar los desajustes imprevistos en sus avance.
Por todo esto, me siento feliz, esperanzada y dispuesta a mantener mi fortaleza, y muy horada de haber compartido con este equipo de campeones de judo y vida, intercambiando aprendizajes, creatividad y reconocimientos.
…un verdadero placer profesional y personal, y un motivo más para seguir por esta pasión que cada día mueve los hilos de mi voluntad.
