Ayer sentí esa sensación que describe la frase de “tierra trágame”, en la Asamblea de Entrenadores y Árbitros del Judo Madrileño que se celebró en la sala de grados del INEF de Madrid, al recibir unos aplausos inesperados, acompañados de la frase del presidente de la federación “gracias por realizar ese estudio a favor del judo y que enorgullece al judo madrileño”.
Hoy, ese sencillo y suficiente reconocimiento, resulta paradojico por recibirlo desde los maestros que admiro y sigo admirando, y me surte esa energía vigorizante que a veces se tambalea.
Al mismo tiempo me lleva a reconocer el esfuerzo y dedicación de esta federación, no siempre acertada pero continuamente prestada, porque sin su presencia nunca habría podido llegar en el lugar dónde ahora me encuentro.
Gracias a todos los miembros presentes, quisiera haber agradecido personalmente uno a uno este detalle, entendido como una expresión de generosidad que acaricia el principio principal del judo, beneficio mutuo.
Gracias, muchas gracias.
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